Este recorrido es un viaje que refleja al ser, una secuencia en cada pared que se convierte en una representación del paisaje interior humano contenido por la piel, y cada obra es el pulso de su energía que late, respira y se transforma. Lo que aquí se presenta es una serie de obras que dialogan a través del color, la materia y el espacio para darle forma a lo intangible humano. Cada fase corresponde a una manera distinta de sentir la realidad, de pensar y de conectar. Lo individual y lo colectivo se entrelazan, el salón es un organismo de mucha carga simbólica. En este tránsito, nada está quieto: todo cambia, todo se transforma.